El andalucismo del español americano
Hay referencias al parecido del andaluz con el español americano desde el siglo XVII.
Max Leopold Wagner y Pedro Henríquez Ureña sostuvieron la primera polémica importante sobre el andalucismo del español americano.
Ambos reconocían semejanzas, sobre todo fonéticas, ente el andaluz y algunas variantes americanas.
Wgner creía que estas semejanzas se debían a influencia del andaluz en América.
Henríquez Ureña juzgaba las semejanzas simples paralelismos.
Las discusiones sobre el andalucismo del español americano continúan hasta nuestros días.
Amado Alonso, en algún sentido, puede considerarse “antiandalucista”.
Ramón Menéndez Pidal y Rafael Lapesa fueron “andalucistas”.
Las estadísticas de Peter Boyd-Bowman permiten afirmar que, entre los pobladores de América, hubo predominio de andaluces.
Fue la norma lingüística andaluza la que, en un principio, prevaleció.
La influencia canaria en América es importante, tanto cultural como lingüísticamente.
Rasgos lingüísticos andaluces llegaron a América a través del español canario.
Al paso del tiempo ha habido también influencia americana en Canarias.
Las coincidencias lingüísticas entre el sur de España e Hispanoamérica dieron lugar al concepto de “español atlántico”.
Algunas debilitaciones consonánticas de origen andaluz se afincaron definitivamente, más tarde que el seseo, en algunas regiones americanas (las islas y las costas).
Menéndez Pidal aclara que las relajaciones consonánticas deben explicarse por razones histórico-sociales, no climáticas. Rechaza la dominación de “tierras altas” y “tierras bajas” y propone sustituirlas por “tierras de la flota” y “tierras interiores”.
El andalucismo del español de América, en opinión de varios autores, sigue siendo un asunto discutible.
En lo que todos parecen estar de acuerdo es en que el seseo americano (fonológico y fonético) tiene su origen en el andaluz y, más precisamente, en el andaluz sevillano.
No hay evidencia de que en el léxico del español americano predomine el andaluz.
En pocas palabras: Max Leopold Wagner y Pedro Henríquez Ureña sostuvieron la primera polémica importante sobre el andalucismo del español americano.
Ambos reconocían semejanzas, sobre todo fonéticas, ente el andaluz y algunas variantes americanas.
Wgner creía que estas semejanzas se debían a influencia del andaluz en América.
Henríquez Ureña juzgaba las semejanzas simples paralelismos.
Las discusiones sobre el andalucismo del español americano continúan hasta nuestros días.
Amado Alonso, en algún sentido, puede considerarse “antiandalucista”.
Ramón Menéndez Pidal y Rafael Lapesa fueron “andalucistas”.
Las estadísticas de Peter Boyd-Bowman permiten afirmar que, entre los pobladores de América, hubo predominio de andaluces.
Fue la norma lingüística andaluza la que, en un principio, prevaleció.
La influencia canaria en América es importante, tanto cultural como lingüísticamente.
Rasgos lingüísticos andaluces llegaron a América a través del español canario.
Al paso del tiempo ha habido también influencia americana en Canarias.
Las coincidencias lingüísticas entre el sur de España e Hispanoamérica dieron lugar al concepto de “español atlántico”.
Algunas debilitaciones consonánticas de origen andaluz se afincaron definitivamente, más tarde que el seseo, en algunas regiones americanas (las islas y las costas).
Menéndez Pidal aclara que las relajaciones consonánticas deben explicarse por razones histórico-sociales, no climáticas. Rechaza la dominación de “tierras altas” y “tierras bajas” y propone sustituirlas por “tierras de la flota” y “tierras interiores”.
El andalucismo del español de América, en opinión de varios autores, sigue siendo un asunto discutible.
En lo que todos parecen estar de acuerdo es en que el seseo americano (fonológico y fonético) tiene su origen en el andaluz y, más precisamente, en el andaluz sevillano.
No hay evidencia de que en el léxico del español americano predomine el andaluz.