EE. UU. es el gran laboratorio para el idioma español, según decana de Harvard
AGENCIA EFE
EE. UU. se ha convertido en un «fascinante laboratorio» para estudiar la relación entre el español y el inglés y anticipar el futuro de ambas lenguas, en opinión de la decana de Artes y Humanidades de la Universidad de Harvard, Diana Sorensen.
En una conversación con Efe, celebrada en Cambridge (Massachusetts) con motivo del lanzamiento en Harvard del «Observatorio de la lengua española», Sorensen subrayó el «importantísimo papel» que el español está cumpliendo en EE. UU.
¿Podría decirse —le preguntamos— que el futuro del español se está jugando en este país?
«No me atrevo a hacer un juicio tan contundente», contesta Sorensen, «pero creo que en los EE. UU. el español está cumpliendo un papel importantísimo, afectando tanto al inglés como siendo afectado el español como lengua; así que, más que jugarse el futuro de la lengua, creo que estamos siendo testigos de un laboratorio de migraciones y de cruces que es fascinante y muy vital».
Las dos lenguas más extendidas del mundo conviven en el país a la vanguardia de la ciencia, la economía, la técnica o el entretenimiento, y esa interrelación condicionará en gran medida la transformación de ambos idiomas.
De origen argentino, Diana Sorensen es profesora «James F. Rothenberg» de Lenguas y Literaturas Romances y Literatura Comparada en Harvard, y una renombrada especialista en la literatura latinoamericana de los siglos XIX y XX.
Gracias a su impulso, acaba de iniciar su andadura en Harvard el «Observatorio de la lengua española y las culturas hispánicas en los Estados Unidos», un nuevo centro del Instituto Cervantes que se propone investigar la evolución del español y de lo hispano en este inmenso país.
El Observatorio está dirigido por el catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares Francisco Moreno Fernández, hasta hace poco tiempo director académico del Cervantes.
A la pregunta de si EE. UU. terminará convirtiéndose en una nación bilingüe, Sorensen responde con un dardo de reproche hacia los políticos en Washington.
«No sé si (el bilingüismo) podría ocurrir de una manera oficial, porque todos ustedes han sido testigos de la lamentable falta de cohesión política que hay en el Congreso, en el Gobierno. Es un bochorno público», comenta en alusión a la reciente disputa entre los dos grandes partidos que ha mantenido a la Administración federal paralizada y al país al borde de la suspensión de pagos.
«Estos mismos señores, como este señor Cruz (Ted Cruz, senador republicano) —que lamentablemente tiene un nombre hispano—, no me imagino que sean personas que estén dispuestas a promulgar legislación que sea tan abierta, pero creo que de hecho estamos navegando dos lenguas».
La decana revela que Cambridge, donde está radicada la universidad, «es una ciudad donde es raro escuchar inglés en la calle».
«Si uno está haciendo la cola en el correo, va a escuchar ruso, va a escuchar árabe, por supuesto español, mucho portugués…; así que aquí habitamos una especie de mar políglota, que a mí me parece fantástico. Pero no creo que llegue a ser oficial (el bilingüismo), creo que se va a dar quizá en la práctica».
Según Sorensen, tanto la presidenta de Harvard como el decano de la Facultad de Artes y Ciencias están encantados con el proyecto del Observatorio del español.
Prueba del relieve que ha adquirido el proyecto es el hecho de que en la primera reunión de profesores del año académico, celebrada el 25 de septiembre, el decano anunció a todo el claustro la creación del nuevo centro.
Siendo sólo uno entre muchos otros proyectos de esta universidad, considerada la primera del mundo, es el único que ha sido anunciado públicamente.
El Observatorio es, además, la mejor ilustración de la nueva dinámica de «abrir las puertas al mundo internacional» que Harvard persigue frente a otros modelos aplicados por otras universidades privadas de la prestigiosa Ivy League.
«Harvard busca la atención internacional, quiere recibir fuerzas foráneas en el sentido más positivo de la palabra», recalca la decana.
«Mientras NYU construye un campus en Abu Dabi, o Yale en Singapur, nosotros estamos creando un modelo diferente que es mucho más ágil y flexible: tenemos un observatorio, podremos crear un centro de estudios en São Paulo o Bombay, pero estamos tratando de crear una presencia internacional ágil con instituciones que no sean nuevos campus», explica.
El plan es que las primeras actividades del nuevo Observatorio comiencen inmediatamente, en cuanto termine el Congreso Internacional de la Lengua Española que está celebrándose en estos días en Panamá.
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En una conversación con Efe, celebrada en Cambridge (Massachusetts) con motivo del lanzamiento en Harvard del «Observatorio de la lengua española», Sorensen subrayó el «importantísimo papel» que el español está cumpliendo en EE. UU.
¿Podría decirse —le preguntamos— que el futuro del español se está jugando en este país?
«No me atrevo a hacer un juicio tan contundente», contesta Sorensen, «pero creo que en los EE. UU. el español está cumpliendo un papel importantísimo, afectando tanto al inglés como siendo afectado el español como lengua; así que, más que jugarse el futuro de la lengua, creo que estamos siendo testigos de un laboratorio de migraciones y de cruces que es fascinante y muy vital».
Las dos lenguas más extendidas del mundo conviven en el país a la vanguardia de la ciencia, la economía, la técnica o el entretenimiento, y esa interrelación condicionará en gran medida la transformación de ambos idiomas.
De origen argentino, Diana Sorensen es profesora «James F. Rothenberg» de Lenguas y Literaturas Romances y Literatura Comparada en Harvard, y una renombrada especialista en la literatura latinoamericana de los siglos XIX y XX.
Gracias a su impulso, acaba de iniciar su andadura en Harvard el «Observatorio de la lengua española y las culturas hispánicas en los Estados Unidos», un nuevo centro del Instituto Cervantes que se propone investigar la evolución del español y de lo hispano en este inmenso país.
El Observatorio está dirigido por el catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares Francisco Moreno Fernández, hasta hace poco tiempo director académico del Cervantes.
A la pregunta de si EE. UU. terminará convirtiéndose en una nación bilingüe, Sorensen responde con un dardo de reproche hacia los políticos en Washington.
«No sé si (el bilingüismo) podría ocurrir de una manera oficial, porque todos ustedes han sido testigos de la lamentable falta de cohesión política que hay en el Congreso, en el Gobierno. Es un bochorno público», comenta en alusión a la reciente disputa entre los dos grandes partidos que ha mantenido a la Administración federal paralizada y al país al borde de la suspensión de pagos.
«Estos mismos señores, como este señor Cruz (Ted Cruz, senador republicano) —que lamentablemente tiene un nombre hispano—, no me imagino que sean personas que estén dispuestas a promulgar legislación que sea tan abierta, pero creo que de hecho estamos navegando dos lenguas».
La decana revela que Cambridge, donde está radicada la universidad, «es una ciudad donde es raro escuchar inglés en la calle».
«Si uno está haciendo la cola en el correo, va a escuchar ruso, va a escuchar árabe, por supuesto español, mucho portugués…; así que aquí habitamos una especie de mar políglota, que a mí me parece fantástico. Pero no creo que llegue a ser oficial (el bilingüismo), creo que se va a dar quizá en la práctica».
Según Sorensen, tanto la presidenta de Harvard como el decano de la Facultad de Artes y Ciencias están encantados con el proyecto del Observatorio del español.
Prueba del relieve que ha adquirido el proyecto es el hecho de que en la primera reunión de profesores del año académico, celebrada el 25 de septiembre, el decano anunció a todo el claustro la creación del nuevo centro.
Siendo sólo uno entre muchos otros proyectos de esta universidad, considerada la primera del mundo, es el único que ha sido anunciado públicamente.
El Observatorio es, además, la mejor ilustración de la nueva dinámica de «abrir las puertas al mundo internacional» que Harvard persigue frente a otros modelos aplicados por otras universidades privadas de la prestigiosa Ivy League.
«Harvard busca la atención internacional, quiere recibir fuerzas foráneas en el sentido más positivo de la palabra», recalca la decana.
«Mientras NYU construye un campus en Abu Dabi, o Yale en Singapur, nosotros estamos creando un modelo diferente que es mucho más ágil y flexible: tenemos un observatorio, podremos crear un centro de estudios en São Paulo o Bombay, pero estamos tratando de crear una presencia internacional ágil con instituciones que no sean nuevos campus», explica.
El plan es que las primeras actividades del nuevo Observatorio comiencen inmediatamente, en cuanto termine el Congreso Internacional de la Lengua Española que está celebrándose en estos días en Panamá.